¿Vos consumís o él te consume a vos?

En principio y como ya he mencionado, es fácil identificar a un fumador por sus características físicas más allá de la acción de fumar.
Uno de esos signos son esos movimientos inconcientes que genera el cuerpo avisando que necesita una dosis más de tabaco, que luego pasan a ser concientes y se traducen en la decisión del fumador de encender un cigarrillo.
Esas acciones físicas que llegan a incomodar tanto a los fumadores como a las personas que tenga al lado (que son las mismas que no nos permiten dejar de fumar) sólo duran en el cuerpo unos quince o veinte días. El problema es que el fumador no resiste el estrés que producen estas situaciones y, por esta causa, vuelve a fumar.
Los primeros tres días en los que el cuerpo se libra del cigarro, los movimientos en manos y piernas son extremadamente incontrolables, pero si se logra superar esta etapa, se tiene un éxito asegurado hacia el camino libre de humo.
Luego de pasar esos tres (en algunos casos cinco) días  el cuerpo empieza a despegarse de esta dependencia espantosa que genera la nicotina. Es entonces cuando uno es total y completamente dueño de su cuerpo y sus movimientos.
Entrando a los diez días libre de humo en los pulmones, la necesidad de fumar es un recuerdo lejano. Y se puede afirmar que el cuerpo comienza a tener cambios internos completamente positivos. Si bien el daño que se generó es casi irreparable, existe una gran mejoría.
Es posible que luego de pasar el mes sin haber fumado, se entre en una recaída normal. Lamentablemente el fumador es quien incita la recaída y es su único responsable.  Ya sea porque está pasando por una situación complicada y como siempre, se debe aferrar a algo (y que mejor que un cigarrillo) o simplemente porque cree que como ya lo ha dejado no volverá a instalarse el vicio.  Lo que es totalmente falso: una vez que has fumado, el vicio vuelve. Y primero es uno, porque "se puede controlar" y luego, cuando se toma conciencia, ya es un atado diario y se está intentando dejar nuevamente.
Lo importante, el gran "truco", es entender que somos vulnerables ante el vicio y si podemos negarnos a él, si podemos tomar conciencia para sacar fuerzas de allí, tenemos una victoria asegurada.

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